El herpes es una enfermedad contagiosa debida al virus Herpes simplex. Existen dos grandes tipos: el herpes bucal, que no reviste gravedad, y el herpes genital, que suele resultar doloroso y Puede ser muy grave en el recién nacido.
Los dos tipos de herpes están causados por virus ligeramente diferentes: el VHS1 provoca el herpes bucal y el VHS2 provoca el herpes genital.
Tanto en un caso como en otro, el primer contacto con el virus no produce ningún síntoma. En los contactos siguientes aparece una lesión en forma de vesículas que se distribuyen formando un racimo, en brotes y siempre en el mismo lugar (la boca para el herpes bucal y los órganos genitales para el herpes genital). Entre las crisis, el virus encuentra refugio en los ganglios de algunos nervios. Las recidivas aparecen en varias situaciones, como: menstruación, exposiciones al sol, enfermedad infecciosa o shock emocional.
Herpes bucal
El primer contagio tiene lugar en la infancia. El virus se transmite por contacto directo con los padres, otro niño o un adulto. Casi todas las personas entran en contacto con el virus, pero sólo 1 de cada 10 presenta la enfermedad, por motivos que permanecen desconocidos hoy en día.
Síntomas
El brote de herpes empieza por una sensación local de quemazón cerca de la nariz, alrededor de la boca o sobre los labios, que precede a la aparición de un pequeño enrojecimiento. Éste se acompaña rápidamente de un racimo de vesículas dolorosas, llenas de un líquido transparente. A continuación, las vesículas se abren, rezuman y dan lugar a la formación de una costra amarillenta. Ésta cae en menos de una semana sin dejar cicatriz. En algunas ocasiones, la lesión aparece dentro de la boca, en las encías o en el interior de las mejillas (se habla de estomatitis herpética). Esta lesión es más dolorosa. También puede afectar a los ojos y provocar una conjuntivitis e, incluso, ulceraciones en la córnea.
Generalmente, no se recuerda la primera aparición del herpes.
Éste reaparece de vez en cuando y reproduce siempre los mismos signos. Dado que el herpes se presenta con frecuencia durante un episodio infeccioso, se denomina, a veces, «botón de fiebre». En este caso, el virus aprovecha la disminución de las defensas inmunitarias para multiplicarse en el organismo. Existe una forma extremadamente grave de herpes, debida al VHS1: la llamada encefalopatía herpética. Esta enfermedad, muy infrecuente, se manifiesta por una inflamación del cerebro (encéfalo) que da lugar a coma y parálisis. Suele manifestarse en recién nacidos y requiere la hospitalización urgente.
Tratamiento
No existe un tratamiento definitivo del herpes. Sólo pueden aplicarse antisépticos locales, que secan la erupción.
En caso de herpes muy recidivantes o graves (afectación del ojo), puede recurrirse a un medicamento antivírico, el aciclovir, en pomada o en comprimidos. Este medicamento también resulta eficaz para tratar la encefalitis herpética.
Herpes genital
El herpes genital se transmite por contacto directo durante las relaciones sexuales. Por lo tanto, es una de las llamadas enfermedades de transmisión sexual. El riesgo de contagio es máximo si las relaciones tienen lugar en el momento de la erupción.
El herpes genital es cada vez más frecuente en todo el mundo.
Síntomas
La primera infección es el episodio más intenso: se manifiesta por la aparición, en los órganos genitales o alrededor del ano, de una sensación de quemazón, seguida por la eclosión de las vesículas que se abren y dejan ulceraciones. El dolor es intenso y aumenta en contacto con la orina. El líquido que exudan las ulceraciones es muy contagioso. Éstas favorecen, además, la diseminación de todas las enfermedades sexualmente transmisibles. Por este motivo, se recomienda abstenerse de mantener relaciones sexuales durante un brote de herpes genital.
Este primer brote dura 2 o 3 semanas. Los episodios siguientes son más cortos y menos intensos.
Diagnóstico
Se basa en el examen clínico del paciente. En la mujer embarazada, la confirmación del diagnóstico se obtiene mediante muestras de la lesión vesiculosa y mediante el aislamiento del virus por cultivos específicos en el laboratorio.
Tratamiento
Los antisépticos locales son suficientes para secar las lesiones mínimas y evitar las sobreinfecciones.
En caso de recidivas frecuentes, se utiliza un tratamiento antivírico: aciclovir.
Herpes y sida
El herpes genital y, en menor medida, el herpes bucal son enfermedades graves, sobre todo cuando aparecen en personas cuyo sistema inmunitario está debilitado. Es el caso de los pacientes con sida o que acaban de recibir el trasplante de un órgano. El herpes se manifiesta por lesiones difusas y crónicas, con importantes ulceraciones en la boca, los labios y los órganos genitales. Las lesiones cutáneas pueden diseminarse por todo el cuerpo. El tratamiento antivírico con aciclovir da buenos resultados.
TRATAMIENTO PARA EL HERPES
Cuando nos encontramos con que nuestra piel se torna caliente y roja y no podemos encontrar relación con alguna comida, alergia o rozadura, rápidamente pensamos que podemos estar en un caso de herpes. Pensamos que los hay menos o más graves y menos o más molestos, pero en cualquier caso, no quedamos indiferentes. En muchos casos notamos cómo las personas miran esa zona del cuerpo de otra manera, como pensando “cuidado, tiene un herpes”.
VARIOS, PERO PARECIDOS
Los herpes pueden surgir en diferentes zonas del cuerpo. Podemos hablar de tres clases de virus Herpes: el Herpes Simplex Tipo I, que brota en la parte superior del cuerpo, especialmente en la boca, y el Herpes Simplex Tipo II, que lo hace en la parte inferior del cuerpo, especialmente en los genitales. El tercer virus es el Varicela Zóster, el mismo virus que provoca la varicela, el cual, en su primera fase brota en forma de ésta enfermedad, inactivándose posteriormente y surgiendo cuando el sistema inmunológico está deprimido.
Habitualmente surge tras una depresión del sistema inmunológico, bien sea por un tiempo de estrés, una depresión, excesivo cansancio o cualquier causa que derive en un estado de inmunodepresión.
Los virus del herpes, son habitantes habituales de nuestro organismo. En circunstancias normales no crean problemas, pero como he dicho, están latentes, y a la mínima ocasión, cuando el sistema inmunológico no está en condiciones adecuadas, el virus aprovecha para mostrarnos su existencia.
Si bien las causas anímicas que más favorecen la aparición de un herpes, son la depresión y el estrés, siempre debemos tener en cuenta a un órgano que los adultos tenemos olvidado porque pensamos que está totalmente atrofiado si bien eso no es totalmente cierto: el timo.
En él maduran los linfocitos T, unos de los responsables de la inmunidad. El timo está íntimamente relacionado con el sistema nervioso, y un problema en éste, provoca un mal funcionamiento del órgano.
Según otras técnicas, el timo modula las relaciones con el mundo externo. Desde ese punto de vista, si tenemos problemas de relación con nuestro alrededor, éstos pueden ser somatizados en el timo y provocar su mal funcionamiento.
En ese sentido, los problemas más habituales son el sentimiento de culpa (que puede conducirnos a un estado anímico de autoagresión y potencialmente a una enfermedad autoinmune), y las depresiones (con falta de ganas de vivir).
Es también habitual, que hechos puntuales sin foco anímico (por ejemplo una menstruación) provoquen problemas de bajada del sistema inmunológico, y consecuentemente se abra la puerta a la manifestación del herpes.
Para ello es necesario evaluar las circunstancias personales del enfermo y de esa manera poder tratar el problema desde el punto de partida adecuado para que se repita lo menos posible y que sea lo menos agresivo que se pueda.
Muchos son los casos en los que una persona con herpes ha sufrido recientemente una pérdida (material o personal) que le ha llevado a una inmunodepresión y consecuentemente a una manifestación del herpes.
ZÓSTER
Mención aparte merece el Herpes Zóster, la temida “culebrilla”. Si bien el temor a esta manifestación herpética proviene de otros tiempos en los que era común una mala alimentación, una carencia de medicamentos y unos tiempos históricos convulsos, se sigue manteniendo la idea de que “si la culebrilla se cierra, te asfixia”.
El Zóster anida en músculos, nervios y tendones, y su manifestación, además de cursar con calor en la zona, inflamación, picor y enrojecimiento, provoca dolores durante y después de su manifestación, que son el síntoma que más hace que el enfermo acuda a un profesional.
En la actualidad, tanto desde la medicina académica como desde las técnicas naturales, el Herpes Zóster puede ser tratado de manera adecuada, si bien es recomendable que el profesional disponga del tiempo suficiente como para indagar en las posibles causas anímicas que hayan provocado su aparición. Desafortunadamente, tanto desde una como desde la otra terapéutica suele ser abordado de manera meramente sintomática, lo cual favorece nuevas apariciones con las consiguientes molestias.
AYUDAS
Es aconsejable un doble abordaje en cualquier tipo de herpes, y en casos con núcleo anímico, un triple punto de partida.
Por una parte, debemos aumentar el sistema inmunológico para que sea capaz de enfrentar el virus y hacer lo posible por mantener la inmunidad en buenas condiciones para que no se repita o si lo hace, sea menos frecuente y con menor virulencia.
Para ello contamos con plantas tan conocidas como la Equinácea (Echinacea Purpurea Echinacea Angustifolia) y el Propóleo (Propolis). Existen en el mercado diversos productos que combinan ambos componentes a los que se les añaden otras plantas que refuerzan su acción.
La medicina ortomolecular nos provee de un aminoácido altamente eficaz (especialmente en casos de Zóster) debido a su gran poder antivírico, la L-Lisina. De la misma manera, el mineral Germanio, debido también a su poder contra los virus, está indicado en estos casos. Es además antioxidante, protege de las radiaciones, transporta oxígeno a la mitocondria y muchos especialistas lo usan en casos de cáncer como coadyuvante, ya que además de mitigar los efectos secundarios de la radioterapia, aumenta el sistema inmunológico para que él mismo luche contra el tumor.
La vitamina C también posee cualidades antivíricas y aumenta la capacidad del sistema inmunológico.
En oligoterapia contamos con el Zinc, que inhibe la reproducción del virus en las células (es aconsejable tomarlo en forma de sulfato).
Algo que no se suele tener en cuenta es que existe un producto llamado arginina que favorece la replicación del virus, por lo que durante el tiempo de tratamiento es recomendable evitar la ingesta de berenjenas, tomates o calabacines.
La homeopatía nos surte de varios policrestos útiles en casos de herpes. Quizá uno de los principales es el Rhus Toxicodendron, que debe administrarse si el edema es vesiculoso, ardoroso, con piel roja y líquido transparente y ardiente en el interior de las vesículas que mejora con aplicaciones calientes. Si las vesículas crecen en líneas en lugar de hacerlo en círculos, lo indicado es Cantharis, con sensación de ardor y picor, pero sin que la piel se encuentre roja. Si es doloroso y los eccemas se muestran azulados, así como para casos de neuralgias postherpéticas, se puede administrar Ranunculus Bulbosus. Para herpes genitales se puede combinar Staphysagria (especialmente si ha existido un sentimiento de humillación) y Crotom Tiglium (muy ardiente e hipersensible al tacto). Y para el herpes labial que aparece durante la menstruación (especialmente si provoca sensación de tristeza) se combinan Sepia Officinalis y Natrum Muriaticum.
No debemos olvidar en ningún caso, que las manifestaciones de gran parte de lo que llamamos enfermedades, vienen provocadas por un momento en el que por diversas circunstancias, nuestro sistema inmunológico está deprimido. Si olvidamos tratarlo y nos ocupamos únicamente de hacer desaparecer la manifestación, dejaremos el trabajo a la mitad, ya que no evitaremos posteriores recaídas. Igualmente debe ser evaluada la faceta psicosomática para que continuando con esa filosofía, podamos evitar que nos derive una vez más en una incómoda manifestación.
Antes de seguir estas recomendaciones, por favor consulte a un profesional de la salud.
Aunque hay quienes aseguran que existen tratamientos naturales que pueden curar el herpes, hasta ahora no existe ningún tratamiento que elimine el virus o que lo expulse del cuerpo. Existen casos, en cambio, de personas que no padecen los síntomas, probablemente debido al buen estado de su sistema inmune.
Hay una serie de remedios naturales para aliviar el dolor, la comezón y para ayudar a cicatrizar las llagas.
Lo primero que debes hacer cuando surge un brote de herpes es tomar una fuerte dosis de vitamina A. Ésta mejorará tu sistema inmune y puede ayudarte a controlar el brote y evitar las llagas. Debes tomar, en una única dosis, hasta 200 mil UI de esta vitamina ante la primera señal de un brote.
Lo más importante cuando surge un brote de herpes es la higiene. Hay que mantener las llagas lo más limpias y secas posible. Se recomienda limpiarlas suavemente con un jabón neutro y abundante agua, y secar con cuidado. Hay quienes usan una secadora sin aire caliente. Es importante no cubrirse hasta que el área afectada esté bien seca y usar ropa interior holgada y de fibras naturales.
Aplicar hielo ante los primeros síntomas de herpes labial ayudará a reducir la inflamación. También adormecerá los nervios, reduciendo la sensación de cosquilleo y ardor.
Una bolsa húmeda de té negro sobre el fuego labial ayudará a calmar los síntomas.
Aplicar Aloe Vera ayudará a que la llaga seque y de esta forma se cure en menos tiempo.
Otros remedios similares son la equinácea, el hamamelis (escoba de bruja), toronjil, aceite de ricino o de eucalipto y aceite de árbol de té, aplicado en forma de infusión con un paño de tela. Estos remedios son recomendados para el herpes labial, pero no así para el genital, que debe mantenerse lo más seca posible.
Para ayudar a mantener seca el área del herpes genital, puedes esparcir harina de arroz o fécula de maíz.
Si el malestar es intenso, puedes usar bolsas frías, o baños de asiento con agua caliente. Puedes agregar al agua algunos de los remedios mencionados anteriormente —equinácea, hamamelis, toronjil, aceite de árbol de té, aloe vera—.
Para aliviar el dolor al orinar, puedes hacerlo durante los baños de asiento, o bajo un chorro de agua fría. El agua ayudará a dispersar la orina y evitar que su excesiva acidez o alcalinidad irrite las llagas.
No utilices antipiréticos para bajar la fiebre ya que son dañinos para el hígado. Usa paños fríos u otros remedios caseros. Infusiones de aquilea y flor de saúco estimulan la sudoración, ayudando a bajar la temperatura.
Debido a la relación entre el decaimiento del sistema inmune y el surgimiento de brotes de herpes, las terapias anti estrés han demostrado ser benéficas en el tratamiento del herpes. Incluso un estudio demostró que la actividad viral se reduce en personas que acostumbran terapias de relajación.
Si lo piensas, el herpes puede ser visto como algo bueno. Al estar siempre presente, el cuerpo intentará mantenerlo controlado. Sin embargo, si tu sistema inmune se debilita o se estresa, entonces te saldrá una llaga. Visto así, es un aviso del cuerpo del estado de tu sistema inmune. Puedes reaccionar y fortalecerlo con ese primer síntoma, antes de que te contagies con una enfermedad más grave.
Alimentos para el herpes
Hay investigaciones que sugieren que hay una relación entre ciertos aminoácidos y los brotes de herpes. Se cree que la lisina puede ayudar a controlarlos y que la arginina puede ocasionar una mayor incidencia de brotes.
La lisina es un aminoácido esencial necesario para la construcción de todas las proteínas del cuerpo. Es importante en la absorción de calcio y producción de hormonas, enzimas y anticuerpos. Se le vincula con tratamientos cancerígenos y disminución del colesterol en la sangre.
La arginina, por su parte, juega un papel importante en la formación de leucocitos, por lo que su papel en el fortalecimiento del sistema inmune es evidente. También ayuda a sintetizar el amoníaco, un poderoso solvente muy peligroso para el organismo. El cuerpo puede producir arginina a partir del glutamato, por lo que no se considera esencial su consumo.
Alimentos ricos en lisina son amaranto, berros, espárragos, espinaca, frijoles, lentejas, quinoa, nuez de la india y soya. También hay lisina en las carnes, huevos, bacalao, sardinas y el queso parmesano.
Alimentos que contienen arginina y que, posiblemente, al evitarse ayuden a reducir los brotes de herpes, son: la gelatina, el chocolate, la algarroba, el coco, la avena, el trigo, el salvado y el maní.
Encuentra más consejos AQUI